Empieza así:
““¿Ya tiene un año y medio y todavía no anda?. ¿Ya ha cumplido los dos y todavía no habla?. El mio con un año ya era tertuliano de radio”. Seguro que esto os suena, ¿verdad?. Vivimos en una sociedad donde no hay tiempo que perder y parece que la competición hacia el éxito empieza desde el mismo nacimiento. Tendemos a comparar el estado de desarrollo de nuestros bebés sin darnos cuenta de que corremos el riesgo de ir demasiado deprisa a riesgo de saltarnos las etapas necesarias de un proceso que es diferente en cada niño.
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