jueves, 28 de febrero de 2013

Tippi, la niña de la Selva.

Una niña criada en plana Selva. Sus padres eran fotografos en Africa.

 
 
 
Aquí este otro video explicando un poco su vida. Actualmente Tippi tiene 22 años y vive en Paris.
 
 

martes, 26 de febrero de 2013

Película: YO LIBRE.

Esta película de David del Rosario es un gran viaje al AQUÍ y al AHORA y sobre todo a poder vivir la vida que queremos, deseamos y merecemos.


http://www.yolibrelapelicula.com/pelicula.php

Nota del director:

 Así nació “Yo, libre: Un viaje al instante presente”. No fue una idea lúcida ni un proyecto diseñado meticulosamente. Lo siento. Fue infinitamente más simple. Fue un encuentro de cinco vidas en el presente: Mariano Rico, David Morán, Lara Salvador, Sergi Torres y yo. Dónde el guión de la película se escribe así mismo instante tras instante con la única pretensión de compartir aquello que nada ni nadie puede arrebatarnos: el ahora.

David del Rosario


viernes, 22 de febrero de 2013

How do children REALLY learn to write?

Una amiga me ha pasado este artículo en inglés sobre cómo aprenden realmente los niños a escribir. Me ha gustado mucho el enfoque y todo lo que dice esta mujer. Nuestra hija mayor (el mes que viene cumplirá 8 años) está empezando a escribir mucho últimamente por mail con sus amiguitas y su tía. También empieza  a mostrar interés por escribir "correctamente". Quiere poner las mayúsculas al principio de frase, separar bien las palabras, poner la letra correcta... Quiere que la persona que recibe su mensaje lo entienda bien. Ha visto que escribir tiene una utilidad y eso la motiva muchísimo.

Aquí os dejo el artículo:

http://patriciazaballos.com/2012/05/31/how-do-kids-really-learn-to-write-2-0/comment-page-1/#comment-5943


Nota: Gracias Marie.

En este video nuestra hija nos explica cómo ha aprendido a leer y escribir de una forma muy autónoma.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Cómo afrontar el cáncer (o cualquier otra enfermedad) de forma holística.

El origen del cáncer, el colesterol, la hipertensión, la descalcificación, el alzeimer, la dermatitis, la psoriasis...

Nota: Estoy muy emocionada! Después de varios años escuchando a muchos, este hombre lo explica de la forma más clara y sencilla posible. Nos explica el origen y causa de muchas enfermedades (por no decir todas) y el cómo afrontarlas (curarlas) de una forma holística (natural).

Lo recomiendo enormemente para entender mejor cómo funciona nuestro organismo y cómo ayudarle a mantenerse sano...

No obstante lo que él comenta sobre la mejor dieta... Nosotros seguimos en la linea de que la dieta vegetariana es la mejor y más saludable como el comenta aunque dice que los humanos somos omnívoros...



El Dr. Alberto Martí Boch trabajó muchos años con niños como oncólogo pediátrico hasta que dados los escasos resultados que obtenía con los tratamientos convencionales y, sobre todo, viendo día a día el enorme sufrimiento que con ellos les causaba abandonó definitivamente su práctica. Hoy, veinte años después y tras formarse ampliamente en disciplinas que no se enseñan en las facultades de Medicina, aborda el cáncer de una forma holística teniendo en cuenta ante todo el principio hipocrático de “Lo primero, no hacer daño”. Tratamiento que tiene en cuenta los aspectos psicológico y emocional además del físico, ámbito éste en el que desintoxicar, resolver posibles carencias vitamínicas, minerales, ortomoleculares, enzimáticas y hormonales potenciando así el sistema inmune y equilibrar el organismo bioenergéticamente son pasos siempre útiles y necesarios.

AQUÍ OS DEJO UN RESUMEN DE 7 MINUTOS:
 
http://www.youtube.com/watch?v=Ldo0guIIATk

AQUÍ LA PONENCIA DE 59 MINUTOS ENTERA. IMPRESCINDIBLE.

 

La verdad es que los seres humanos afrontamos desde hace unas décadas las llamadas “enfermedades” como una auténtica guerra que hay que librar contra sus “responsables”, agresores externos –bacterias, virus, hongos, parásitos, priones…- a los que hay que combatir. Incluso en el ámbito del cáncer porque también los tumores se ven como algo patógeno, como la causa del descontrol de un grupo de células anárquicas que amenazan con extenderse por el resto del organismo hasta ocasionar su destrucción –reminiscencia de quienes aún defienden que hay que mantener el control social a toda costa y no permitir la anarquía. ¿Y a dónde nos ha llevado esta visión de la “falta de salud”? A no saber curar prácticamente ninguna de las llamadas “enfermedades”. Quizás porque en realidad ni existan ni haya “enemigos que combatir”. Por otra parte, aún si fuera así, si éstos existieran, la táctica de agredir nuestro propio organismo con el absurdo argumento de que así lo ayudamos es sencillamente estúpido.

Pues bien, entre quienes así lo piensan hoy está el doctor Alberto Martí Bosch quien tras compartir durante algún tiempo la filosofía dominante entre la clase médica llegó un día a la conclusión de que lo mejor que puede hacerse ante cualquier proceso patológico es ayudar al organismo a que afronte por sí mismo el problema potenciando su sistema inmune y llevándolo a un estado de equilibrio y armonía idóneos mediante una desintoxicación profunda y una adecuada nutrición. Aunque no renuncie, cuando haga realmente falta, a combatir los tumores que crecen y ponen en peligro la vida -por impedir por ejemplo en un momento dado el correcto funcionamiento de un órgano- pero con tácticas más inteligentes y menos agresivas.

Más sobre la dieta sin carne: http://welivelearning.blogspot.com.es/2012/03/nuestra-dieta-la-importancia-de-lo-que.html

jueves, 14 de febrero de 2013

Lo que estoy aprendiendo desde que decidimos no escolarizar a nuestros hijos.


Algunas de las cosas que estoy aprendiendo desde que decidimos  permitir a nuestros hijos ser ellos mismos y aprender todo aquello que ellos quieren, cuando ellos quieren y de la forma en que ellos quieren o necesitan.

 

 

Estoy aprendiendo que enseñar no tiene nada que ver con aprender.

 

El aprendizaje sólo ocurre en el ser que está aprendiendo. Nadie puede hacer nada, absolutamente nada, para hacer que alguien aprenda algo que no quiere saber. Se puede forzar el hecho de memorizar datos (algo en concreto) pero eso no tiene nada que ver con aprender algo de verdad por interés y pasión. Aprender lo hace uno independientemente de si es o no enseñado. No se puede dejar de aprender ni un solo día de nuestra vida. Sin embargo, uno si puede ayudar a otro aprender aquello que quiere o necesita. Primero alguien tiene que querer aprender algo y  luego otro puede ayudarle a aprender enseñándole eso que no sabe y quiere saber o necesita saber.

 

¿Cuántas veces hemos intentado “enseñar” algo a alguien  y, no obstante, no ha habido manera de que ni tan siquiera se hayan interesado lo más mínimo en ello? Por mucho que expliquemos esto o aquello si el que escucha no le interesa, no va a retener (aprender) nada de nada. A no ser que le obliguemos y entonces intentara memorizar lo que sea. Pero memorizar e intentar recordar algo el tiempo suficiente como para poder pasar un examen no es aprender. Lo memorizado tarde o temprano se olvida. Como decía John Holt: “Muy poco de lo que en la escuela se enseña se aprende, muy poco de lo que se aprende se recuerda y, por último, muy poco de lo que se recuerda se acaba usando”. Cuando se dice que los niños van al cole a aprender,  lo que en realidad ocurre es que los profesores se pasan el día enseñando (más bien intentándolo) y por el simple hecho de querer enseñar algo creen que los niños lo aprenden. Nadie puede hacernos aprender nada que no queramos o no nos interese. 

 

Estoy aprendiendo a confiar plenamente en la capacidad de elección de mis hijos.



No me refiero solamente al hecho de confiar en que van a aprender lo que quieran, necesiten o deseen y  que sabrán escoger que les interesa o que no…

 

Me refiero a la capacidad de elegir, incluso, a las personas (tanto niños como adultos) con las que quieren o no relacionarse. Si hay algo de alguien que no les gusta nos lo comentan, si alguien les trata de algún modo que no les gusta, también, lo dicen. Cuando hacen alguna actividad extra fuera de casa la eligen con mucho criterio y si no les gusta la forma en que la profesora les trata o la forma en que se desarrollan las “clases”, pues van y  prueban en otro centro… Tengo que decir que, a veces, es realmente difícil encontrar actividades “extra-escolares” en donde se tenga en cuenta el criterio, la opinión, los gustos… de los niños. Casi todas las actividades (por no decir todas) están pensadas para niños que van a la escuela y que a veces no tienen la opción de escoger asistir o no.

 

Me sorprende incluso el hecho de que escojan cómo quieren que les peine (con el pelo suelto, en una coleta, en dos, con trenzas, con una pinza, goma…). Nuestro hijo mediano de 6 años lleva el pelo largo y la mayor parte de las veces recogido con una pinza o coleta. También lleva un pendiente ya que insistió mucho en ponerse uno. La gente se sorprende de que le hayamos dejado ponérselo teniendo sólo 6 años. Yo me pregunto cómo es que se extrañan si a una bebe recién nacida le ponen dos sin ni siquiera saber si de más mayor los querrá o no llevar. A Urtzi también le encanta llevar muchas pulseras y collares por todo el cuerpo (muñecas, cuello, tobillos). Me encanta verle cuando le dicen: “Qué nena más mona”. Le confunden mucho por una niña pero él se limita a decirme: “Mamá se creen que soy una nena porque llevo el pelo largo y lo tengo rizado”. Pues, tiene todo la razón. Si se fijaran en la ropa que lleva seguro que sabrían que es un niño pero supongo que el pelo llama más la atención. Lo estupendo de todo esto es que él sigue siendo el mismo a pesar de lo que los demás le digan u opinen de él. Tengo que añadir que es muy importante cómo reaccionamos nosotros, los padres, en esas situaciones.

 

Estoy aprendiendo a ser la mamá que realmente quiero ser para ellos.



He aprendido que no hay nada más importante que la relación con mis hijos. Lo más importante es cómo nos relacionamos con ellos y luego viene todo lo demás. Por ejemplo: De que sirve que hagan lo que nosotros queremos (recoger, vestirse, ayudar…) o que coman lo que nosotros queremos y cuando nosotros queremos (ellos saben mejor que yo a qué hora tienen o no hambre) si para conseguir eso utilizamos amenazas, recompensas, gritos, sobornos, lloros… La salud emocional de nuestros hijos es tan o más importante que lo que puedan comer o dejar de comer en un momento dado. Hay que buscar soluciones creativas a los “problemas”. En el caso de la comida, podemos ofrecerles varias cosas sanas (diferentes frutas, frutos secos, tortas, pan casero, zumos, leches vegetales, trocitos de zanahorias o pimientos, guacamole, algún cereal hervido, tofu, seitan…), y luego dejarles escoger que es lo que quieren comer y cuando. Ellos ven qué cosas comemos su padre y yo y cuáles no. Yo les explico el por qué no como algo (azúcar refinado, carne, leche de vaca…). Como dice Casilda Rodrigañez: Es mejor informar antes que limitar.

 

Si anteponemos nuestra relación a todo lo demás, las cosas dejan de tener la importancia que tenían.

 

Estoy aprendiendo a respetar mejor sus ritmos y darme más cuenta de los míos.


Yo soy una mujer muy activa. Suelo hacer varias cosas a la vez y relativamente rápido. Siempre voy con prisas aunque no tenga que llegar a una hora fijada.

 

Mis hijos me están enseñando a hacer las cosas a otro ritmo, más relajadamente. A respetar sus ritmos biológicos de sueño, descanso, de actividad física, de estar en silencio, de hablar... Ellos se pueden tirar horas y horas haciendo algo que les guste y no tienen prisa por acabarlo. Pueden empezar varias cosas a la vez y no tener la necesidad de acabar ninguna. Los niños saben saborear cada instante y disfrutar el momento presente. Su vida es aquí y ahora. No suelen hacer planes de futuro más allá de mañana o pasado mañana…Ni se obsesionan por lo que ya pasó. De hecho el único momento que realmente podemos vivir y disfrutar es el ahora. Y los niños lo saben mejor que nosotros, los adultos. El pasado ya no es y el futuro aún no ha sido.

 

Verles tal y como son y no querer que sean de ningún otro modo me hace darme cuenta de que no hace falta ir tan rápido ni hacer tanto a la vez. Últimamente me lo tomo todo con más calma. No ando tan rápido, como más lentamente, hablo menos (cosa que me cuesta bastante), escucho con más atención, hago cosas con ellos a su ritmo y no al mío. Por ejemplo, cuando se visten, espero con paciencia. O cuando se suben al coche o se ponen los zapatos y/o las chaquetas. Cuando me explican algo muchas veces seguidas  les intento escuchar con el mismo entusiasmo con que les escuché la primera vez. Me doy cuenta de que ellos me lo explican con la misma ilusión, pasión e interés cada vez. Me doy cuenta que hacer todo esto me cuesta y no siempre lo logro pero así es como quiero relacionarme con ellos y como me gustaría que ellos se relacionaran con los demás. Par que alguien pueda respetar a los demás primero tiene que haber sido respetado. De lo contrario tendra que hacer un gran trabajo personal para conseguirlo como es mi caso.

 

Estoy aprendiendo a disfrutar de las cosas más sencillas.



Mis hijos se pueden pasar horas con una pequeña lagartija. La cogen, la miran, la enseñan, hacen preguntas, la ponen en algún recipiente, la vuelven a soltar… Se maravillan por la forma que tienen algunas piedras o por su color. Se fijan en el tamaño de la luna o si esa noche no está. Se paran en medio de un camino para observar a las hormigas salir y entrar de su “casa”. Un día Urtzi y Naikari se bajaron de sus respectivas bicis y me pidieron que se las pasara al otro lado de la línea de hormigas que había en medio de nuestro paso. No querían pisar ni una. Cogen flores y las miran muy detenidamente y se fijan hasta en el más mínimo detalle. Comparan la forma de las hojas de los árboles. Se fijan mucho en los bebés de los demás y en cómo sus padres se relacionan con ellos. Miran a los ancianos con ojos como platos (quien sabrá lo que piensan en esos instantes). Son muy sensibles a los olores. Las cosas les huelen a las personas que conocen. Un día Urtzi me dijo: “Esto huele a Josep”. Supongo que se refería al aroma del  jabón que usa la madre de Josep. Les encanta que cocinemos algo especial o poco común o habitual. Para ellos es una gran fiesta hacer un pica pica en casa. Cuando ven un gatito, perrito, pajarito… por la calle se le acercan y siempre lo quieren tocar y luego se pasan un largo rato hablando de él.

 

Desde que soy madre de mis 3 hijos me doy más cuenta de los cambios estacionales ya que ellos se fijan en cada detalle de la naturaleza. Están súper conectados. Si nos fijamos bien a todos nos puede llegar a cambiar el humor por el simple hecho de salir a la terraza, jardín, patio…y respirar aire “limpio” y sentir el sol, el aire, el frío en nuestro rostro. Observando a mis hijos me he dado cuenta de que cuando no han salido están más excitados, irritables, impacientes. Cuando  salimos al aire libre les cambia el humor en cuestión de minutos e incluso segundos. Saber disfrutar de las cosas “pequeñas” es lo más grande que hay.

 


Estoy aprendiendo a respetar más a las personas que son muy diferentes de nosotros.



Tengo tal seguridad y convicción en la filosofía de vida que llevamos que ya no me afecta tanto lo que otros puedan pensar, opinar o decir. Es como si mi niña interior se hubiera sanado y ya no necesitase tanto la aprobación de los demás para ser ella misma. De hecho siempre he pensado en que la mejor forma de sanarnos de nuestras infancias es tratando a nuestros hijos como nos hubiese gustado que nuestros padres nos hubiesen tratado a nosotros. Para mí ha sido lo más sanador que he hecho jamás.

 

Cuando más respeto la forma de ser de los demás más segura de mí misma me siento y cómo efecto dominó más respeto recibo. Ser uno mismo es lo  único y más valioso que podemos ser y perder nuestro tiempo intentando convencer a otros o justificándonos por cómo hacemos las cosas nos aleja de quien realmente somos y queremos llegar a ser.

 

No tengo ninguna duda de que aún me queda mucho más por aprender de mis hijos y con mis hijos en este maravilloso camino. Mientras tanto me encantaría saber qué es lo que estáis aprendiendo vosotras/os.

 

jueves, 7 de febrero de 2013

Dos películas de Isabel Coixet.

La vida secreta de las palabras.
 
Una joven hipoacúsica y solitaria trabaja en una fábrica textil, y el sindicato la insta a tomar vacaciones. En los días de su licencia, y fortuitamente, consigue un trabajo como enfermera en una plataforma petrolífera en alta mar, para cuidar a un trabajador accidentado que ha perdido temporalmente la visión. Entre estos personajes, y los demás trabajadores de la plataforma, se teje la bella vida secreta de las palabras. Aunque casi todo ocurre en la plataforma petrolífera. Las confesiones entre ella y el enfermo son de lo más emotivas y nos hacen llorar.
 
 

Miniatura

Hace un par de años vimos esta película y hace poco la volvimos a ver. Es realmente emotiva y las conversaciones son de los más estremecedoras. Aquí os dejo un corto trailer. La banda sonora es excelente.

 

Mi vida sin mí.

Ann tiene 23 años, dos hijas, un marido desempleado, una madre que odia al mundo, un padre que lleva 10 años en la cárcel, un trabajo como limpiadora nocturna en una universidad a la que nunca podrá asistir durante el día... Vive en una caravan en el jardín de su madre, a las afueras de Vancouver. Esta existencia gris cambia completamente tras el diagnóstico medico de que padecía cancer y que, ya avanzado como estaba, le daría solo un poco tiempo de vida. A partir de allí, paradójicamente, Ann descubre el placer de vivir, guiada por un impulso vital: completar una lista de "cosas por hacer antes de morir".

 

Aquí un corto trailer.

 

 

martes, 5 de febrero de 2013

Artículo de Laura Gutman.

El pulso dominador-dominado en las instancias individuales y sociales.

Cuando los adultos tenemos dificultades para ofrecer al niño aquello que el niño pide, nos corresponde revisar nuestro propio desamparo infantil en lugar de echarle la culpa a la criatura. El cálculo es sencillo: si tuvimos hambre (emocional) durante nuestra infancia, esa experiencia perdura en nuestro interior. Luego, cuando devenimos adultos y nos toca nutrir a otro (en este caso, al niño) no tenemos con qué. Entonces nos parece “desproporcionada” la demanda. Si durante nuestra infancia no sólo hemos sufrido desamparo y abandono, sino que además el nivel de violencia, abuso o represión sexual han minado nuestra capacidad de amar, obviamente, nuestros recursos emocionales a la hora de amar a otro -adulto o niño- se verán mucho más comprometidos.

Estos temas nos incumben a todos, ya que todos hemos nacido del vientre de una madre y aquello que nos ha acontecido con nuestra madre, ha determinado el devenir de nuestras vidas. Sobre todo si no estamos dispuestos a revisar aquello que nos pasó ni qué hemos hecho con eso que nos pasó, para tomar decisiones libres respecto a qué queremos seguir haciendo a partir de eso que nos pasó.

El desamparo, la violencia y la dominación de los deseos de los adultos por sobre los deseos de los niños, es intrínseco al Patriarcado, o sea, es propio de nuestra civilización. Es raro encontrar niños a quienes no les haya sucedido todo “eso”. Los mecanismos de dominación los hemos aprendido desde nuestras más tiernas infancias. Esas modalidades luego se multiplican en el seno de las familias, de los pueblos, de las ciudades y por supuesto dentro de las organizaciones de los Estados. Es sólo una cuestión de escala. Aquello que hacemos las personas en nuestras vidas privadas, se plasma en los vínculos colectivos. Nuestros modelos de relación en un formato individual son equivalentes a los funcionamientos en una escala social. Es lo mismo, pero con mayor envergadura. De hecho, la vida colectiva siempre es un reflejo de la sumatoria de vidas individuales.

Todas las comunidades ideamos un orden posible para gestionar la vida colectiva. Votemos a quien votemos, seamos más democráticos, socialistas, comunistas o liberales…haremos lo que seamos capaces de hacer como individuos. Justamente, como somos las personas que somos (es decir, niños desamparados y hambrientos) estableceremos sistemas de dominación. Luego -cuando accionamos en la vida pública- haremos lo mismo que en la vida privada.

Ahora bien, la forma más eficaz para “darnos cuenta” que estamos dentro de un pulso, ya sea de dominadores o de dominados, es revisando primero los “discursos engañados” individuales. Pero eso…se me ocurre que desentrañar el gran engaño global, sólo será posible cuando un puñado de algunos millones de personas emprendamos esa aventura. Individualmente.
Laura Gutman.

sábado, 2 de febrero de 2013