Para nosotros dar libertad y respetar a nuestros
hijos es saber que ellos ya son y seguirán siendo personas auténticas y únicas.
Intentamos, hacemos todo lo posible, por darles la libertad de ser ellos mismos ahora. No pensamos que deberían ser diferentes de como ya son. Les
queremos acompañar y ayudar a
convertirse en quienes han venido a ser.
Respetarles es tratarles de la misma manera que
trataríamos a cualquier otra persona. No por ser niños les podemos decir o
hacer cosas que nunca diríamos o haríamos a un adulto. ¿Cuántas veces hemos
“forzado” a un niño a dar un beso a un adulto? Besar a alguien es un acto de
amor, no un precio que haya que pagar
por una galleta, caramelo… Muchos adultos nunca pedirían a otro adulto que les
besara por haberles hecho un favor o dejado algo, ¿verdad? Ni tampoco
forzaríamos ni pediríamos a un adulto a besar a otro. Si alguien nos besa es
porque esa persona lo quiere hacer y no porque se lo exijamos. Entonces, ¿por
qué nuestros hijos sí deben besar a alguien cuando no les apetece? Ese es un
problema que tenemos los adultos. Un niño no se siente mal por no besar a
alguien si él no quiere (no lo hace y punto), es el padre o la madre quien se
siente mal al ver que su hijo no cumple las expectativas del otro adulto. ¿Realmente
queremos que nuestros hijos obedezcan cada vez que alguien quiere besarles o
tocarles sin su permiso o consentimiento?
Ejemplos como este hay muchos. En una ocasión yo le dije a un adulto que
quería un beso de mi hijo: “Lo siento pero a Urtzi (así se llama nuestro hijo
mediano) no le apetece besarte ahora, pero si necesitas un beso te lo puedo dar
yo.”
Libertad no es permitirles a nuestros hijos que
hagan lo que quieran sin tener en cuenta las necesidades de los demás. Nuestros
hijos tienen la libertad de levantarse, acostarse, jugar, leer… cuando
realmente lo necesitan o desean. Eso no significa que tengamos que despertar a
toda la familia en ese preciso momento ni que tengamos que hacer todos siempre
lo que otro quiere, pide o necesita.
Hay muchas ocasiones en las que Ainara (mi hija
mayor) quiere que le lea o que hagamos alguna manualidad juntas y justamente en
ese momento yo estoy desayunando, cocinando, jugando con sus hermanos, hablando
con papá… y ella sabe que tendrá que esperar un poquito o empezar sin mí. Es
verdad que cuando son muy pequeños les cuesta mucho más esperar. Un adulto sabe
ponerse en el lugar de un niño de 2, 3 o 4 años y atenderle en breve. Un niño
pequeño no puede ponerse en el lugar de una persona de 30, 40 o 50 años.
Respetarles no es ir en contra de lo que yo pienso,
siento o necesito. Hay veces en las que me piden que haga algo con ellos que no
me gusta o no me apetece (leer un comic de Mortadelo y Filemon, ensuciarme la
cara con barro, escalar un árbol…) y se lo digo respetuosamente. En mi opinión,
es muy importante que ellos sepan que los gustos, preferencias y necesidades de
mamá, papá o de otra persona, también son importantes.
Hubo un tiempo en que confundí respetarles con
hacer “siempre” lo que me pedían ya que pensaba que si esa era su necesidad yo
tenía que satisfacerla. Con el tiempo he aprendido que ese modelo no les
ayudaba en absoluto. Ver a mamá a “disgusto”
o sin ganas haciendo algo no era lo que querían ni necesitaban. El
respeto empieza por respetarnos a nosotros mismos. Si yo no me respeto ni tengo
la libertad de elección, ¿qué modelo les estoy dando? “Yo no valgo, yo no
importo… Primero son los demás…” Ese no era el mensaje que yo quería darles.
En nuestra
familia nos gusta hacernos felices los unos a los otros y compartir
muchas cosas, actividades y momentos pero nunca a costa del malestar o
incomodidad de nadie.
Cuando mejor están nuestras necesidades satisfechas mejor podremos satisfacer
las de nuestros hijos, pareja, amigos…
Cuando alguna vez me piden cosas dando órdenes, no
me siento respetada ni tenida en cuenta.
Yo suelo decirles que me gusta más y me siento mucho mejor haciendo cosas por
los demás si me las piden en vez de ordenármelas. Me gusta poder tener la
elección de hacerlas o no. Cuando se nos permite elegir no hay resistencia.
Cuando nos mandan, automáticamente, nos resistimos. Cuando tratamos con respeto
a los niños, ellos también suelen tratarnos a nosotros y a los demás
respetuosamente.
Muchas personas piensan que el Unschooling es
libertad total. Nuestros hijos son libres para escoger lo que más les apetece
hacer en cada momento y cómo lo quieren hacer pero no son libres de hacer lo
que les venga en ganas si a otra persona le molesta o inquieta. La libertad de
uno acaba donde empieza la del otro.
Unschooling tiene que ver con dejarles y ayudarles
a aprender y permitirles escoger. No me gusta nada la frase “los unschoolers hacen
lo que les da la gana”. Yo prefiero decir: “Tienen la libertad para poder
elegir”. Cuando una persona tiene libertad de elección suele tomar más y
mejores decisiones que sí siempre se le dice lo que tiene que hacer, cómo, cuándo
y de qué manera… Si queremos que nuestros hijos toman buenas elecciones
tendremos que empezar por dejarles tomar sus propias decisiones.
La verdad es que nuestros hijos no pueden siempre hacer
lo que quieren en cada momento. Suelen tener varias opciones para poder elegir
pero no siempre libertad total. Por ejemplo, cuando vamos a los entrenos de hockey
o básquet de Urtzi, Ainara y Naikari pueden elegir qué se quieren llevar para
hacer o jugar mientras le esperamos pero no pueden decidir no acompañarnos ya
que a Urtzi le apasionan esas actividades. Pueden quedarse en casa si está papá
pero si estoy sola hay que respetar que ese día Urtzi tiene entreno o partido. Urtzi
sabe que si quiere jugar a hockey hay unos horarios fijos y él puede elegir ir
o no. Es muy bonito ver como comparten intereses, pasiones, actividades… aún
sin ser del gusto de todos. A ellas no les interesa el básquet ni el hockey
pero cuando ven algo relacionado con esos deportes enseguida se lo muestran o
comentan a su hermano. El hace lo mismo con los intereses de ellas: animales,
ballet, teatro…
Nadie puede tener la total libertad de hacer
siempre lo que quiere. En la vida hay limitaciones, horarios fijos,
obligaciones… No podemos darles libertad absoluta ya que nosotros como padres,
tampoco, la tenemos.
Lo que sí podemos hacer los adultos es liberarnos de:
ser autoritarios, dar órdenes, imponer reglas arbitrarias, objetivos
académicos, limitar sin informar, competir, comparar, castigar, premiar,
amenazar… (pronto quiero escribir un artículo sobre las alternativas a los
castigos, premios y amenazas).
El hecho de que una familia en su casa de libertad
a sus hijos para comer cuando tengan hambre, se duerman cuando tengan sueño, se
despierten cuando ya no lo tengan, se vistan con la ropa que prefieran, boten
en la cama o en el sofá, se descalcen, se desnuden… No significa que lo vayan a
hacer en casa de otros. Nuestros hijos saben que hay gente que se incomoda al
ver un niño desnudo o que no les gusta que se bote en su sofá. Ellos saben ver
cuándo y dónde pueden hacerlo.
Contrariamente a lo que se suele pensar, cuanta más
libertad tiene un niño para poder decidir sobre ciertas cosas de su vida más
puede entender que hay momentos en la vida que no podrá hacer lo que desea. Cuando
no tienen ese libertad es cuando se nos rebelan, se oponen, se resisten, hay
luchas de poder…
Gracias Yvonne, disfruto leyendo cómo expresas de una manera tan clara, tan sencilla cosas tan lógicas. Si, son cosas evidentes, al menos a mí me lo parecen pero nos hace mucha falta verla escritas de vez en cuando para reafirmarnos ¿verdad?. Un abrazo,
ResponderEliminarYo también necesito escribir estas cositas para ir recordándomelas... Leer y escribir son mis aliados...
ResponderEliminarGracias a ti por comentar y estar allí.
Un beso.
Muchas gracias yvonne, un abrazo.
ResponderEliminarHola Jaco, encantada de conocerte. He leído tu otro comentario en la entrada del video de John Holt... Sí es una lástima que no esté subtitulado en castellano... Tendrás que aprender inglés... je je je. Si me sobrara el tiempo lo traduciría yo pero como ya ves, no me sobra...
ResponderEliminarUn saludo!
Yvonne, hola!! qué reconfortante es leerte: puedo imaginarte contándolo, con gestos, jejeje.
ResponderEliminar¿Escribiste el artículo de alternativas a las amenazas, premios y castigos?, ¿me puedes pasar el link?
Gracias!! gracias por existiiiirrrr jajajaja
Sara, bonita... Un placer compartir este camino contigo! Aquí tienes el artículo:
Eliminarhttp://welivelearning.blogspot.com.es/2014/01/una-mirada-critica-los-castigos-premios.html?showComment=1389715812975#c8088152528216833514