domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Qué entendemos por libertad y respeto?





Para nosotros dar libertad y respetar a nuestros hijos es saber que ellos ya son y seguirán siendo personas auténticas y únicas. Intentamos, hacemos todo lo posible, por darles la libertad de ser ellos mismos ahora. No pensamos que deberían ser diferentes de como ya son. Les queremos acompañar  y ayudar a convertirse en quienes han venido a ser.

 

Respetarles es tratarles de la misma manera que trataríamos a cualquier otra persona. No por ser niños les podemos decir o hacer cosas que nunca diríamos o haríamos a un adulto. ¿Cuántas veces hemos “forzado” a un niño a dar un beso a un adulto? Besar a alguien es un acto de amor,  no un precio que haya que pagar por una galleta, caramelo… Muchos adultos nunca pedirían a otro adulto que les besara por haberles hecho un favor o dejado algo, ¿verdad? Ni tampoco forzaríamos ni pediríamos a un adulto a besar a otro. Si alguien nos besa es porque esa persona lo quiere hacer y no porque se lo exijamos. Entonces, ¿por qué nuestros hijos sí deben besar a alguien cuando no les apetece? Ese es un problema que tenemos los adultos. Un niño no se siente mal por no besar a alguien si él no quiere (no lo hace y punto), es el padre o la madre quien se siente mal al ver que su hijo no cumple las expectativas del otro adulto. ¿Realmente queremos que nuestros hijos obedezcan cada vez que alguien quiere besarles o tocarles sin su permiso o consentimiento?  Ejemplos como este hay muchos. En una ocasión yo le dije a un adulto que quería un beso de mi hijo: “Lo siento pero a Urtzi (así se llama nuestro hijo mediano) no le apetece besarte ahora, pero si necesitas un beso te lo puedo dar yo.”

 

Libertad no es permitirles a nuestros hijos que hagan lo que quieran sin tener en cuenta las necesidades de los demás. Nuestros hijos tienen la libertad de levantarse, acostarse, jugar, leer… cuando realmente lo necesitan o desean. Eso no significa que tengamos que despertar a toda la familia en ese preciso momento ni que tengamos que hacer todos siempre lo que otro quiere, pide o necesita.

 

Hay muchas ocasiones en las que Ainara (mi hija mayor) quiere que le lea o que hagamos alguna manualidad juntas y justamente en ese momento yo estoy desayunando, cocinando, jugando con sus hermanos, hablando con papá… y ella sabe que tendrá que esperar un poquito o empezar sin mí. Es verdad que cuando son muy pequeños les cuesta mucho más esperar. Un adulto sabe ponerse en el lugar de un niño de 2, 3 o 4 años y atenderle en breve. Un niño pequeño no puede ponerse en el lugar de una persona de 30, 40 o 50 años.

 

Respetarles no es ir en contra de lo que yo pienso, siento o necesito. Hay veces en las que me piden que haga algo con ellos que no me gusta o no me apetece (leer un comic de Mortadelo y Filemon, ensuciarme la cara con barro, escalar un árbol…) y se lo digo respetuosamente. En mi opinión, es muy importante que ellos sepan que los gustos, preferencias y necesidades de mamá, papá o de otra persona, también son importantes.

 

Hubo un tiempo en que confundí respetarles con hacer “siempre” lo que me pedían ya que pensaba que si esa era su necesidad yo tenía que satisfacerla. Con el tiempo he aprendido que ese modelo no les ayudaba en absoluto. Ver a mamá a “disgusto”  o sin ganas haciendo algo no era lo que querían ni necesitaban. El respeto empieza por respetarnos a nosotros mismos. Si yo no me respeto ni tengo la libertad de elección, ¿qué modelo les estoy dando? “Yo no valgo, yo no importo… Primero son los demás…” Ese no era el mensaje que yo quería darles.

 

En nuestra  familia nos gusta hacernos felices los unos a los otros y compartir muchas cosas, actividades y momentos pero nunca a costa del malestar o incomodidad de nadie.

 

Cuando mejor están nuestras  necesidades satisfechas mejor podremos satisfacer las de nuestros hijos, pareja, amigos…

 

Cuando alguna vez me piden cosas dando órdenes, no me siento respetada  ni tenida en cuenta. Yo suelo decirles que me gusta más y me siento mucho mejor haciendo cosas por los demás si me las piden en vez de ordenármelas. Me gusta poder tener la elección de hacerlas o no. Cuando se nos permite elegir no hay resistencia. Cuando nos mandan, automáticamente, nos resistimos. Cuando tratamos con respeto a los niños, ellos también suelen tratarnos a nosotros y a los demás respetuosamente.

 

Muchas personas piensan que el Unschooling es libertad total. Nuestros hijos son libres para escoger lo que más les apetece hacer en cada momento y cómo lo quieren hacer pero no son libres de hacer lo que les venga en ganas si a otra persona le molesta o inquieta. La libertad de uno acaba donde empieza la del otro.

 

Unschooling tiene que ver con dejarles y ayudarles a aprender y permitirles escoger. No me gusta nada la frase “los unschoolers hacen lo que les da la gana”. Yo prefiero decir: “Tienen la libertad para poder elegir”. Cuando una persona tiene libertad de elección suele tomar más y mejores decisiones que sí siempre se le dice lo que tiene que hacer, cómo, cuándo y de qué manera… Si queremos que nuestros hijos toman buenas elecciones tendremos que empezar por dejarles tomar sus propias decisiones.

 

La verdad es que nuestros hijos no pueden siempre hacer lo que quieren en cada momento. Suelen tener varias opciones para poder elegir pero no siempre libertad total. Por ejemplo, cuando vamos a los entrenos de hockey o básquet de Urtzi, Ainara y Naikari pueden elegir qué se quieren llevar para hacer o jugar mientras le esperamos pero no pueden decidir no acompañarnos ya que a Urtzi le apasionan esas actividades. Pueden quedarse en casa si está papá pero si estoy sola hay que respetar que ese día Urtzi tiene entreno o partido. Urtzi sabe que si quiere jugar a hockey hay unos horarios fijos y él puede elegir ir o no. Es muy bonito ver como comparten intereses, pasiones, actividades… aún sin ser del gusto de todos. A ellas no les interesa el básquet ni el hockey pero cuando ven algo relacionado con esos deportes enseguida se lo muestran o comentan a su hermano. El hace lo mismo con los intereses de ellas: animales, ballet, teatro…

 

Nadie puede tener la total libertad de hacer siempre lo que quiere. En la vida hay limitaciones, horarios fijos, obligaciones… No podemos darles libertad absoluta ya que nosotros como padres, tampoco, la tenemos.

 

Lo que sí podemos hacer los adultos es liberarnos de: ser autoritarios, dar órdenes, imponer reglas arbitrarias, objetivos académicos, limitar sin informar,  competir, comparar, castigar, premiar, amenazar… (pronto quiero escribir un artículo sobre las alternativas a los castigos, premios y amenazas).

 

El hecho de que una familia en su casa de libertad a sus hijos para comer cuando tengan hambre, se duerman cuando tengan sueño, se despierten cuando ya no lo tengan, se vistan con la ropa que prefieran, boten en la cama o en el sofá, se descalcen, se desnuden… No significa que lo vayan a hacer en casa de otros. Nuestros hijos saben que hay gente que se incomoda al ver un niño desnudo o que no les gusta que se bote en su sofá. Ellos saben ver cuándo y dónde pueden hacerlo.

 

Contrariamente a lo que se suele pensar, cuanta más libertad tiene un niño para poder decidir sobre ciertas cosas de su vida más puede entender que hay momentos en la vida que no podrá hacer lo que desea. Cuando no tienen ese libertad es cuando se nos rebelan, se oponen, se resisten, hay luchas de poder…

 

 

 

6 comentarios:

  1. Gracias Yvonne, disfruto leyendo cómo expresas de una manera tan clara, tan sencilla cosas tan lógicas. Si, son cosas evidentes, al menos a mí me lo parecen pero nos hace mucha falta verla escritas de vez en cuando para reafirmarnos ¿verdad?. Un abrazo,

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  2. Yo también necesito escribir estas cositas para ir recordándomelas... Leer y escribir son mis aliados...
    Gracias a ti por comentar y estar allí.

    Un beso.

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  3. Hola Jaco, encantada de conocerte. He leído tu otro comentario en la entrada del video de John Holt... Sí es una lástima que no esté subtitulado en castellano... Tendrás que aprender inglés... je je je. Si me sobrara el tiempo lo traduciría yo pero como ya ves, no me sobra...

    Un saludo!

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  4. Yvonne, hola!! qué reconfortante es leerte: puedo imaginarte contándolo, con gestos, jejeje.

    ¿Escribiste el artículo de alternativas a las amenazas, premios y castigos?, ¿me puedes pasar el link?

    Gracias!! gracias por existiiiirrrr jajajaja

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    1. Sara, bonita... Un placer compartir este camino contigo! Aquí tienes el artículo:

      http://welivelearning.blogspot.com.es/2014/01/una-mirada-critica-los-castigos-premios.html?showComment=1389715812975#c8088152528216833514

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