Entrevista entera: http://balorum.wordpress.com/2010/09/18/primero-el-alma-se-enferma-y-le-sigue-el-cuerpo/
Entrevista a la doctora Ghislaine Lanctôt sobre medicina y salud.
P: Cada vez hay más casos de cáncer cuyos
enfermos reciben quimioterapia. ¿No cree que en algunos casos la quimioterapia
cura?
R:
La quimioterapia es veneno. Normalmente no hace bien a nadie. Hay que saber que
hay siempre un conflicto, cualquier enfermedad es
psicosomática. Siempre hay un conflicto a raíz de una
enfermedad, pero si yo identifico el conflicto y lo soluciono, la enfermedad se
va. Así entendí que la medicina esta totalmente controlada por
el dinero. Entonces, lo que nosotros hacíamos como médicos era enfermar más a
las personas para así generar ganancias para la industria. Entonces, ¿qué es la
salud? En la facultad sólo me enseñaron lo que es la enfermedad. Entonces, ¿qué
es gozar de buena salud?
Yo
llegué a la conclusión de que el cuerpo sólo manifiesta el estado del alma. Y
cuando mi cuerpo está enfermo es porque mi alma está enferma. Entonces el cuerpo
por sí solo no enferma, es como un espejo que refleja lo que pasa dentro. Para
ver mi alma, miro mi cuerpo y veo lo que hay en mi alma. Entonces no sirve de
nada tratar sólo el cuerpo. Hay que mirar el alma, ¿qué es lo que no funciona en
el alma, cuál es la enfermedad del alma? Es la
guerra.
Porque mi alma me dice internamente
que haga algo y mi ego me dice que haga lo contrario. Entonces hay una guerra
interna. La enfermedad es siempre la manifestación de un conflicto dentro de mí.
Hay dos aspectos: el cuerpo y el alma. ¿Qué quiere el alma? El alma quiere la
emancipación del Ser y el cuerpo quiere la seguridad del haber, del tener. Cada
uno tira por un lado, el estrés significa la guerra interior. Cuando trato el
alma, todo el cuerpo se alinea sobre este equilibrio. No quiero decir que no
haya que cuidar el cuerpo físico, sino hacer las cosas en el orden correcto.
Primero el alma, después el cuerpo mental, después el cuerpo emocional y después
el cuerpo físico. Y lo solemos hacer al revés. La medicina convencional se
encarga del cuerpo físico, y no trata el resto.
P: ¿Ve solución para esta
situación?
R: Sí, si no, mal
vamos. La solución que yo propongo en el libro es la soberanía individual. Es
tomar conciencia como persona individual de que soy yo la que tiene el verdadero
poder. Por ejemplo, los McDonald’s, cuando la gente deja de ir a estos
restaurantes. Si yo dejo de comprar y de dar dinero a las multinacionales ya no
valen nada, no ganan dinero. Si los enfermos dejan de ir al médico, se derrumba
el sistema médico, si dejo de pagar impuestos no hay gobierno. Entonces ¿dónde
está el verdadero poder?, en la persona y la palabra SOBERANÍA, significa el
poder último, el más alto, que siempre hemos pensado que estaba fuera y está
dentro de nosotros.
Si pensamos en el poder
más elevado, pensamos en Dios. Y ¿qué es Dios? Es el espíritu que crea todo el
universo y esto está dentro de uno, no fuera. La solución viene cuando yo tomo
conciencia de quién soy verdaderamente y que voy a comportarme tal y como yo
soy, encontraremos la salud perfecta y la inmortalidad, que es más interesante
que morir ¿no?
P: Y ¿Cuál es el primer paso que debemos
dar?
R: Primero
empieza por tomar una decisión, que consiste en dar rienda suelta a mi alma, es
mi alma quien manda y no el ego, entonces dejo de pelearme, escucho lo que me
dice mi alma. Por ejemplo, mi alma me dice: «deja este trabajo, ya no resuena
contigo, deja de hacer eso»; pero el ego me dirá: «No, ¿estás loca?, tienes que
pagar el alquiler, sostener la familia, ser buena madre…». Esa es la guerra,
entonces dejo de pelear y escucho a mi alma. Y el ego empieza a agitarse y a
ponerse inquieto ¿qué va a pasarme? Quiere controlar, es su función. ¿Qué va a
ser de mí? Pues no lo sé, soy yo la que va creando qué va a pasarme. ¿Me voy a
pelear conmigo misma? No, voy a hacer las
paces.
Algo que se puede hacer varias veces
al día y que mejora automáticamente cada vez la salud, es decir la verdad.
Mentimos todo el tiempo, pero incluso sin darnos cuenta, estamos tan
acostumbrados a hacerlo… tenemos mentiras gordas y otras que se llaman «medias
verdades», pero la mitad que falta es una mentira. Y hay otra categoría de
mentiras que son por omisión. Y esto se llama un secreto. A veces mi hijo viene
a verme y me dice: «Mamá, tengo que decirte algo, pero no se lo digas a nadie».
Si es un secreto y tú no puedes guardarlo, no me pidas a mí que lo guarde. Si
para ti es un secreto y me lo transmites a mí porque pesa mucho sobre tus
hombros, yo tampoco lo voy a guardar.
Son
cosas del día a día. Si me quedo en la mentira y siempre estoy mintiendo, poco a
poco voy destruyendo mi salud. Miento y me miento porque tengo miedo, es el ego
el que miente, el alma nunca miente.
Si voy
buscando el amor exterior, sufro. Si vivo con amor por mí, enfocado hacia mi
interior, no por miedo de lo que la gente pueda pensar de mí, mi salud
mejora.
Por ejemplo, toco aquí y siento un
bulto en el pecho. Tengo dos posibilidades o me quedo aquí quieta y no hago
nada, o me voy corriendo al médico. Si voy al médico me va a decir que tengo un
cáncer. En la mente está escrito «Cáncer igual a muerte». Entonces si yo he
sentido miedo y he ido al médico, el doctor me ha asustado aún más y me
recomienda quimioterapia. A mí eso no me agrada porque la gente que conozco que
se la ha hecho se pone verde, siente náuseas, no tiene pelo y tienen un estado
muy debilitado y triste. Entonces cada vez tengo más miedo, cada vez estoy más
enferma y cada vez me acerco más a la
muerte.
Eso ocurre si tomo la opción del
médico. En el otro caso mi cuerpo me muestra que hay un conflicto interno, el
bulto en este pecho es un regalo que me hago a mí misma, no quiero quitármelo,
es mi espejo el que me está indicando algo. Le voy a decir al bulto: ¿qué tienes
que decirme?, háblame. Gracias por manifestarte. Te escucho, háblame de mi
conflicto. Entonces yo digo a mi alma: te dejo libre. Voy a vivir y sentir el
miedo a morir. De esta forma yo puedo sanar definitivamente, no una remisión
temporal si no una verdadera sanación.
Por
ejemplo, ¿qué es un divorcio? Una ruptura. Algo me dice: «no, no te tienes que
divorciar, quédate junto a esa persona» y algo me dice: “no, ya se acabó”.
Actualmente hay más divorcios porque la conciencia se eleva y la gente hace más
caso a sus sentimientos. El divorcio y dejar un trabajo no son buenas opciones
para la seguridad del haber. Hay cada vez más personas que dejan carreras
brillantes porque ya no le encuentran sentido a lo que hacen. Es normal porque
la conciencia se eleva.
Si no hago caso a
mi alma y sigo en ese trabajo me enfermo y cuando voy al médico me manda
antidepresivos. ¿Y qué son los antidepresivos? Son drogas que hacen que yo ya no
sienta nada. «Mi trabajo bien, seguiré con él». Con ayuda de estas pastillas soy
efectivo y puedo seguir pagando la
hipoteca.
Algo que causa mucho estrés es el
endeudamiento de las familias. Una manera de sanarse es salir de este sistema de
endeudamiento porque supone esclavitud. Es la «simplicidad voluntaria», es un
movimiento social de gente que lo adopta deliberadamente. Yo no lo recomiendo
como movimiento social, pero sí como medida temporal para salir de esta trampa.
De forma que, las necesidades materiales dejan de ser la prioridad en mi vida y
más bien es el alma lo prioritario. La «simplicidad voluntaria» consiste en
reducir las necesidades materiales. Por ejemplo si tengo una casa grande con una
hipoteca muy elevada, un cochazo a juego con la casa, hijos que visten de marca,
van a una escuela privada, etc. Todo eso cuesta dinero y tengo que seguir
trabajando, pero ya no me gusta mi trabajo y ahí estoy preso… y eso es un estrés
tremendo. La persona piensa que no tiene salida: «si dejo mi trabajo ya no seré
capaz de ofrecer caprichos a mis hijos, perderé a mis amigos “pijos”, mi
prestigio, mi mujer, reputación…» No se puede imaginar la vida sin nada de eso,
pero es posible. Vendo la casa, vendo el coche, vamos a una casa más pequeña,
los niños dejan de ir al colegio privado y se les manda a uno público y así
tengo tiempo para mi alma. Eso es realmente la salud, esas cosas de la vida
cotidiana son las que hacen que mi salud esté mejor o peor.