jueves, 16 de julio de 2015

Aprender a leer y escribir de forma autónoma.

Quiero compartir esto del blog: PERMONDO


¿Cómo aprenden a leer los niños en un sistema de educación libre y autodirigida?
Hace ya unos cuantos meses, propuse en este blog crear un estudio sobre el aprendizaje de la lectura y escritura en niños no escolarizados dentro de un ámbito hispanohablante. Y así es como llegamos a la entrada de hoy. En ella vamos a hablar de la educación y ya más concretamente del aprendizaje de la lectura y escritura (aquí podéis saltar directamente a la parte sobre el aprendizaje).
Le seguirá, la semana que viene, un artículo con todas las experiencias que me habéis enviado hasta el momento y, para finales de agosto, una entrada a partir de una entrevista con Javier Herrero, de Ojo de Agua, que nos contará de su experiencia con el aprendizaje de la lectura y escritura en un entorno de educación libre o autodirigida.
[Una aclaración: Cuando hablo de niños que aprenden solos a leer y escribir, no me refiero a que aprenden sin ningún tipo de ayuda, me refiero a que aprenden sin necesidad de un método ni de un adulto que se sienta con ellos y dirige su aprendizaje. Me refiero a que aprenden valiéndose de las herramientas que tienen a su alrededor, una de ellas son los adultos que ya saben leer y escribir, adultos a los que suelen pedir que les digan cómo se lee o escribe tal o cual cosa.]
Para darle más poder de difusión este artículo está publicado bajo la licencia Creative Commons (CCBY). Esta licencia permite copiar y publicar la obra (también traducirla) siempre y cuando se indique la fuente.
Creative Commons CC/BY
Parece ser que la educación comenzó ya en la prehistoria, con adultos enseñando a niños habilidades necesarias en el día a día (cazar, cocinar, etc.) o contándoles historias (digo parece ser, porque es lo que cuenta la Wikipedia y, para mí, tiene sentido, pero claro, yo no estaba por ahí).
Escena de caza mamuts
Los objetivos de la educación varían de país a país y de persona a persona, en el caso de España hay quien los define así:
  • Incentivar el proceso de estructuración del pensamiento, de la imaginación creadora, las formas de expresión personal y de comunicación verbal y gráfica.
  • Favorecer el proceso de maduración de los niños, la manifestación lúdica y estética, la iniciación deportiva y artística, el crecimiento socio afectivo, y los valores éticos.
  • Estimular hábitos de integración social, de convivencia grupal, de solidaridad y cooperación y de conservación del medio ambiente.
  • Desarrollar la creatividad del individuo.
  • Fortalecer el vínculo entre la institución educativa y la familia.
  • Prevenir y atender las desigualdades físicas, psíquicas y sociales originadas en diferencias de orden biológico, nutricional, familiar y ambiental mediante programas especiales y acciones articuladas con otras instituciones comunitarias.
(No voy a comentar esos puntos partiendo de las soluciones que da la educación oficial, porque nos desviaría mucho del tema, pero con ganas me quedo, especialmente en aquello de la creatividad, comunicación, solidaridad, cooperación…)
En la actualidad existen dos formas radicalmente distintas de ver la educación.
Una fundamentada en la idea de que necesitamos que alguien llene nuestro cerebro de conocimientos y nos guíe (algunos le añaden que somos vagos y no queremos aprender), lo que sería el sistema clásico de enseñanza. Con un plan de estudios basado en las edades de cada niño y en los conocimientos que un grupo de expertos (o, en el peor de los casos, de gente que no tiene ni idea de educación, pero gobierna) han decidido que todos nosotros necesitamos tener.
Esta es la forma de educación más generalizada y oficial en prácticamente todo el mundo.
Además, hay otra forma de educación opuesta, fundamentada en la idea de que gracias a nuestro instinto y la curiosidad podemos adquirir los conocimientos que necesitamos para vivir, lo que sería un sistema de enseñanza basado en la educación no directiva. Una forma moderna (pero en realidad más antigua que la educación dirigida) y, para algunos, más cercana a lo que se ve en la naturaleza. No sigue un plan de estudios ni una metodología concreta en el aprendizaje, se basa completamente en la curiosidad, iniciativa, instinto de supervivencia e interés propio.
Esta segunda forma de educación es la que, en su vertiente más radical, suele llamarse “unschooling” o educación autodirigida. Eso sí, si después de leer hasta aquí piensas que lo tienes claro, déjame que te explique primero que tiene algunas desventajas
  • En España, no es una opción legal.
  • No todo el mundo tiene las herramientas necesarias para juzgar si la información que está obteniendo es fiable, o si es objetiva o pertinente. Así, si un joven intenta investigar sobre los dinosaurios, puede acabar en una página creacionista y creer que dinosaurios y humanos coexistieron. Por otro lado, en las escuelas tampoco se enseña a diferenciar entre las diferentes fuentes de conocimiento…
  • Cuando no existe una evaluación de los conocimientos adquiridos, el riesgo de que algo se haya aprendido incorrectamente es mayor (por otro lado, la evaluación de conocimientos en la escuela suele ser problemática).
  • No se recibe un título o certificado oficial que permita demostrar que se ha aprendido algo. Esto suele ser un problema para tener acceso a según qué empleos o estudios superiores.
  • Hay quien opina que socializar es más complicado para unschoolers que para jóvenes y niños que van a la escuela. He de añadir que según mi experiencia, fuera de los cortos espacios de “recreo” la escuela no suele ser el mejor lugar para socializar, en cuanto intentas comunicarte con alguien te mandan callar…
  • Para aprender es necesario tener iniciativa propia. Los niños con problemas psicológicos o de desarrollo no suelen tener mucha iniciativa ni capacidad de aprender por ellos solos. Aunque la cuestión aquí podría ser si realmente tiene sentido obligarles a adquirir ciertas habilidades como la lectura o aritmética, en lugar de centrarse en solucionar sus problemas de desarrollo.
  • Los padres tienen que estar dispuestos a apoyar a sus hijos según los deseos y necesidades de aprendizaje de estos últimos. Es decir, a corto plazo, tendrían menos trabajo enviando a sus hijos a una escuela (y mucho menos todavía si se deciden por un internado).
  • Existen muchas dudas en la sociedad en cuanto a esta forma de aprender, de modo que en muchos casos puede suponer un problema en la relación con familiares y amigos.
  • Según el caso, puede ser preferible que los niños no pasen demasiado tiempo con sus padres o que haya un control externo para asegurarse de que los niños están bien.
creatividad
Pero también tiene algunas ventajas:
  • Fomenta la curiosidad, la investigación y la autodisciplina.
  • Se aprende a resolver los problemas por uno mismo.
  • Para la mayoría, el aprendizaje libre es mucho más divertido que en la escuela. A diferencia de la educación dirigida, no diferencia entre vivir, experimentar y aprender.
  • Es una educación que permite aprender de forma rápida y flexible. Gracias a que no es necesario seguir el ritmo de un grupo, es posible dedicar el tiempo necesario a lo que no se ha entendido y nadie se aburre repitiendo lo que ya sabe. Ventajas que en una escuela oficial solo tienes cuando se trabaja en grupos muy, muy pequeños.
  • Cuando se aprende algo, se hace con una meta y por interés propio, de forma que el interesado está más dispuesto a esforzarse en el aprendizaje y no necesita que un maestro le motive.
  • Se sufre menos bajo etiquetas impuestas por otros (mal estudiante, lento, vago, etc.).
  • No hay acoso escolar, nadie está obligado a estar con personas con las que no quiere estar.
  • No establece jerarquías entre aprendiz y maestro, ni da la falsa sensación de que siempre hay alguien que conoce la respuesta correcta (o de que solo hay una respuesta posible a cada pregunta). Esto para mí es una ventaja, aunque entiendo que otros lo pueden ver de otra manera…
  • Mucha gente que ha vivido un aprendizaje autodirigido (tanto de niño como de adulto) dice que este tipo de aprendizaje no solo le ha permitido adquirir habilidades, sino que también le ha ayudado a formar su personalidad de forma positiva (mejora de autoestima, mayor seguridad).
  • A diferencia de lo que ocurre en el colegio, se pierde el miedo a arriesgarse, a probar y a errar.
A pesar de que no existe ningún estudio que indique que la educación autodirigida haya tenido efectos negativos sobre la vida posterior de los interesados [1] y de que sí existen estudios que demuestran que el nivel de aprobados en los exámenes de acceso a la universidad de EE.UU. es superior [2], como ya apuntaba más arriba, en España, este tipo de aprendizaje no está oficialmente permitido.
Prohibido paso niños
Ahora bien, hay quien se pregunta: Si ya hace mucho se demostró que la teoría de la tabula rasa no es válida, con todos los problemas que encuentran los maestros para motivar a sus alumnos, con lo poco efectivo (también en términos de cantidad de conocimiento) que está siendo el aprendizaje de los contenidos obligatorios, con la pérdida de valor de los títulos académicos y con lo difícil que se está haciendo pasar de la vida académica a la “vida real” del trabajador (¿existe algo en la escuela oficial que nos prepare realmente para la vida que nos espera después?), en este caso, ¿no sería este un buen momento para cambiar de método educativo?
Muchas familias nos enfrentamos al miedo de hacer algo que muy poca gente hace, algunos incluso creen estar arriesgándose a tener hijos analfabetos que nunca podrán sobrevivir en nuestra sociedad.
Aquí es donde espero que este artículo (y los dos siguientes) puedan aportar algo.

Sobre el aprendizaje de la lectura y la escritura en un ambiente no directivo

Niña leyendo
Gracias a vuestra colaboración, contamos ahora con un montón de casos de niños que están en proceso y otros que ya han aprendido a leer y escribir siguiendo un aprendizaje autodirigido, y puedo exponer en este artículo lo que me habéis contado.
Espero que los que todavía no lo habéis hecho, os animéis y me enviéis vuestras experiencias, para así poder tener cada vez más casos con los que poder elaborar un estudio científico extenso y fiable (aquí tenéis el cuestionario).
Este artículo y los siguientes están dedicados a todo el mundo, pero especialmente a los que tienen sus dudas o no creen que los seres humanos podamos aprender sin que nos obliguen. Me gustaría que si elegís una u otra opción, no sea por simple miedo o desconocimiento.
Me gustaría dejar claro que esto no es (no puede ser) un estudio, es más bien un resumen de experiencias. Para que fuera un estudio, la cantidad de muestras debería ser mayor y tendrían que haberse tomado de una forma más objetiva.
Mi objetivo es convertirlo a largo plazo en un estudio objetivo, pero esto es algo para lo que voy a contar con un profesional y que llevará mucho más tiempo, ya os iré informando.

Ahí va pues mi resumen de vuestras experiencias.
¿A qué edad aprendió tu hijo o hija a leer?, ¿y a escribir? O, si está en proceso de aprendizaje, ¿a qué edad empezó a interesarse por la escritura y lectura?
En los ejemplos que habéis enviado tenemos todo tipo de casos: casos de niños que a los cuatro años empezaban a interesarse y en menos de un año ya habían aprendido, casos de niños que empiezan con cuatro y no aprenden hasta los siete o más, casos de niños que a los nueve a penas se interesan…
Generalmente parece que los niños y niñas con hermanos mayores se interesan antes (supongo que porque tienen ejemplos más cercanos y ven los beneficios de la lectura y escritura más claramente). Sin embargo, sobre todo depende de cada niño.
¿Qué relación tenéis/teníais los adultos en casa con la lectura (¿hay libros, hábito de lectura?)?
En prácticamente todos los casos que me habéis enviado comentabais que la relación de los padres con la lectura era buena, que hay muchos libros en casa y que leéis a los niños.
Mi interpretación es que esta es una de las razones por las que el aprendizaje fuera de la escuela funciona, porque el conocimiento ya no está solo en unos puntos clave, porque hoy en día, desde casa o cualquier otro punto, podemos acceder al saber que necesitamos sin ningún problema.
La estima (o falta de ella) que se tiene en casa, entre iguales (el grupo de niños o jóvenes) y en la sociedad hacia algo parece ser fundamental para que los más jóvenes se interesen por ello.
Así, siempre será más difícil en familias en las que no se aprecia la cultura que los hijos sí lo hagan y se interesen en aprender sobre este tema. Esto sucedería tanto en el caso de que los hijos estuvieran en un entorno de aprendizaje libre como si no (de hecho es algo que podemos observar si nos fijamos en los resultados académicos de niños en familias de capas sociales más desfavorecidas).
¿Había/hay herramientas en casa para facilitar el aprendizaje?, ¿cuáles? Que tú sepas, ¿han usado o están usando alguna de las herramientas citadas arriba? ¿Cuáles?
Mi sensación después de leer todas vuestras experiencias es que las “herramientas adicionales” (como pizarras, puzles, abecedarios, cartas, cuadernos de escritura, ordenadores…) son en general mucho menos importantes de lo que en un principio se podría pensar.
Los niños y niñas parecen necesitar más que nada algo con lo que puedan escribir (lápices, bolis, rotuladores…), algo sobre lo que escribir (hojas y cuadernos en blanco) y algo de lo que leer (especialmente con imágenes, nombráis a menudo cómics y tebeos).
Los juegos didácticos “para aprender a leer” jamás han sido bienvenidos por mis hijos y los pocos que he intentado ofrecer han sido rotundamente rechazados (me olían muy rápido la intención “educativa”, ja, ja, ja).
También me sorprendió el poco interés que tenía en los materiales manipulativos que según los expertos dan tan buenos resultados.
Más allá de las herramientas usadas o no, ¿pidió/pide ayuda? ¿Pidió aprender directamente?
Parece ser más bien raro que los niños pidan ayuda para aprender a leer y escribir como habilidad en sí, cuando lo hacen y se dan cuenta de lo que supone (o de lo que el adulto interpreta), suelen salir corriendo.
Pidió aprender directamente, pero cuando lo hizo quería aprender rápidamente y eso le creó frustración, así que simplemente estamos dejando que todo fluya y en el día a día va aprendiendo a reconocer palabras.
Cuando lo ve necesario pide ayuda, pero nunca se deja enseñar. Si nota que estas intentando hacerlo se cierra en banda y deja de mostrarte sus progresos.
Sí es muy habitual que pregunten por letras o palabras sueltas. En muchos quieren saber cómo escribir su nombre o el de algún amigo o amiga.
Niños escribiendo
¿Cómo fue o está siendo el proceso de aprendizaje?
Los ejemplos que me habéis enviado son de lo más variopinto, los hay largos, cortos, duros (sobre todo cuando existen expectativas por parte de los adultos), de una sencillez aplastante…
El proceso se suele activar cuando los niños y niñas encuentran una razón por la que necesitan leer o escribir.
Cualquier intento de forzar-estimular… era automáticamente rechazado y se cerraba en banda. Sin embargo, el interés por las letras se disparó al encontrar un buen motivo para escribir: quería escribir una carta a papá Noel (y que yo no supiese qué ponía).
¿Hay algo que piensas que le ayudó o está ayudando especialmente?
En general, para que se dé un aprendizaje autodirigido, lo que más ayuda parece ser que realmente se respete el aprendizaje autodirigido, es decir, que no existan expectativas por parte de los adultos de lo que deben aprender, ni de la forma en la que deben aprender.
Creo que lo más importante en el proceso ha sido respetar su ritmo, interés y momento.
Responder ante sus peticiones de información y ayuda también es fundamental.
Su curiosidad ha sido el motor, y nosotros a demanda respondíamos a lo que ella nos pedía con toda dedicación y amor.
¿Hubo o hay algo que te llamara la atención en su aprendizaje?
Me encanta esta frase que me habéis escrito: “me ha llamado la atención que no les hemos enseñado a leer, y saben hacerlo”.
No es cuestión de que los niños aprendan a leer por arte de magia (que hay algún caso), si no que, a partir de preguntas que van haciendo (unas veces durante más tiempo y otras durante periodos más cortos), la mayoría aprende a leer.

Una de las cosas que yo no podía entender es que lo niños, de por sí, fueran a aprender a escribir correctamente. De nuevo, esto es un problema de confusión entre el objetivo y la herramienta para lograr el objetivo. La corrección ortográfica no es un fin en sí, es una herramienta, es la herramienta que necesitamos para que nos tengan en cuenta, nos acepten como uno más entre los adultos. Los niños se dan cuenta, igual que se dan cuenta de que tienen que dar las gracias cuando reciben algo, o mirar a la cara cuando saludan, o hablar correctamente para que les escuchen. Se dan cuenta, y deciden aprender a escribir sin errores.
Me llamó especialmente la atención ver cómo la necesidad de comunicarnos hace que aprendamos a leer y escribir. También lo fácil que ha sido.
¿Habéis tenido o estáis teniendo problemas o dudas respecto a su capacidad de aprender a leer y escribir? ¿Cómo se han solucionado?
Siempre tengo dudas sobre este aprendizaje, y entendí que era sano… :) Creo que es nuestra manera de pensar, porque creemos siempre que sin la escuela/o algún método estricto, están perdidos y no aprenderán nada… esto es un problema nuestro, y no de nuestros hijos, nos tenemos que desescolarizar.
Las dudas y temores son más bien provocadas por el entorno. Si vas por ahí diciendo que tu hija con 8 años aún no sabe leer es casi seguro que te tachen como mínimo de negligente.
Tanto como dudas de si llegaría a leer y escribir no he tenido, pero sí es cierto que el ritmo tan lento de adquisición de estas herramientas me ha sorprendido y me ha obligado a adaptarme a un proceso diferente al que yo esperaba.
——-

Entonces, después de todo esto, ¿qué podemos añadir a lo que decía el artículo de Peter Gray?

Peter Gray sacaba siete conclusiones de su estudio de las experiencias de aprendizaje de lectura, conclusiones que comento a continuación.
  1. En los niños no escolarizados, no existe un periodo crítico ni una edad concreta para aprender a leer.
Mi comentario: Esto es algo que aparece claramente retratado en las experiencias que me habéis enviado. Unos aprendían a las 4 otros a los 9 o 10. También hay grandes diferencias entre miembros de una misma familia, aunque generalmente los segundos hermanos aprenden antes que los primeros.
  1. Un niño motivado puede pasar de no leer (al menos aparentemente) a leer de forma rápida y fluida.
Mi comentario: El proceso puede ser muy rápido, especialmente cuando hay interés. Con especial énfasis en “puede”. También puede ser largo.
  1. Los intentos de imponer la lectura pueden ser contraproducentes.
Mi comentario: Tenemos varios casos que soportan esta hipótesis. Los problemas suelen llegar cuando nos ponemos nerviosos y queremos imponer un calendario de aprendizaje a los niños.
  1. Los niños aprenden a leer cuando la lectura se convierte, para ellos, en un medio para alcanzar un fin o fines que valoran.
Mi comentario: Nadie aprende porque sí, en todos los casos había alguna razón, algún objetivo (poder leer una historia, jugar al ahorcado, etc.). Cuando la razón es externa (padres o familiares) es cuando empiezan los problemas.
  1. A leer, como a otras muchas cosas, se aprende en grupo, estando con otros.
Mi comentario: En vuestros ejemplos hay casos en los que el aprendizaje ha sido en grupo, pero también muchos otros en los que ha sido individual.
  1. Algunos niños empiezan a interesarse por la escritura antes que por la lectura, pero luego aprenden a leer más o menos al mismo tiempo que aprenden a escribir.
Mi comentario: El aprendizaje de lectura y escritura claramente va de la mano en los ejemplos que habéis enviado, sí que puede haber diferencias en el nivel de interés de los niños por una u otra habilidad.
  1. No existe un método o forma clara para aprender a leer.
Mi comentario: Las herramientas para aprender a leer no son importantes, solo parecen ayudar a aprender si se convierten en juegos con interés en ellos mismos. Sin duda, no parece existir un método universal.
Por último, añadiría un punto a los de Peter Gray:
A los niños no les gusta que se metan en su aprendizaje y tan pronto como notan que alguien está intentando influir sobre ellos con motivos “oscuros”, se enfadan o pierden el interés. Dar más información de la solicitada también suele desembocar en pérdida de interés o enfado.

Bueno, familias y amigos, este ha sido el artículo que resume cómo aprenden los que oficialmente no aprenden, espero que os haya gustado.
Muchas gracias Adrian por este artículo.

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