Para poder criar a nuestros hijos de la forma en que la Naturaleza y la Vida misma lo programó, estableció y diseñó, primero tenemos que poder conectar con nuestras propias necesidades no satisfechas y luego averiguar qué es lo que un niño realmente necesita.
¿Cuáles son esas necesidades básicas y primarias?
Las necesidades primarias más básicas serían las siguientes:
- Fisiológicas: Necesidad de alimento (lactancia materna), bebida y refugio. Para un bebé esto sería contacto y apego. Satisfaciendo dichas necesidades se garantiza la supervivencia.
- Seguridad: Sentirse protegidos y psicológicamente y físicamente seguros, acariciados, besados, amparados, mirados y escuchados. Esta necesidad la tienen los bebes, los niños e incluso los adolescentes.
- Motrices: La posibilidad de moverse y desarrollarse en libertad. Necesidad de movimiento espontaneo libre constante.
- Pertenencia y amor: Sentirse queridos, aceptados, tenidos en cuenta y saber que pertenecen al grupo y a la familia.
- Estima: Necesidad de respeto y valoración por quienes son, el sentirse útiles.
- Auto realización: La necesidad de crecer, aprender, evolucionar, el autoconocimiento, conocimiento intelectual, razonar, la necesidad personal de alcanzar la plenitud.
¿Por qué, hoy en día, necesitamos que alguien nos recuerde estas necesidades?
Hemos perdido la capacidad de fusionar y conectar con neutros bebés, niños y adolescentes. Estar fusionados con un bebé es sentir lo que el bebé siente y por tanto satisfacer su necesidad debería ser un acto instintivo. Cuando no existe tal posibilidad de fusión, debido a la falta de recuerdo emocional de dicha fusión en nuestra experiencia infantil, ser la madre que nuestros hijos necesitan que seamos no es tarea fácil ni se puede lograr sólo con buena voluntad. Tenemos que conectar con nuestra realidad personal. Lo que si solemos hacer es intentar interpretar lo que le pasa al niño y desde esa interpretación intentamos satisfacer su necesidad. Cuando interpretamos no estamos fusionando ni conectando. ¿Querrá mamar? ¿Estará sucio? ¿Tendrá hambre, frío, calor? Si llora mucho podemos pensar que es muy demandante. Esto se ve desde nuestra mirada adulta no desde lo que realmente le está sucediendo al niño. El bebé tiene dos instintos básicos de supervivencia: Succionar, el cual le proporciona el alimento, y el llanto, el cual le asegura la presencia de mamá para satisfacer su necesidad. Un bebé nace inmaduro y dependiente. Cuanto más satisfacemos dicha necesidad de apego, contacto, mirada, sostén… más seguro y lleno de mamá estará y por tanto menos dependiente será en posteriores etapas. Muy al contrario de lo que se suele pensar: Cuanta más mamá le damos más va a querer y precisamente es todo lo contrario: cuanta más mamá obtienen en la primera infancia más saciados y llenos están para afrontar su nueva deseada independencia. Si no podemos satisfacer la etapa de la dependencia es cuando quedan carencias emocionales no satisfechas las cuales arrastramos el resto de nuestras vidas.
SIGUE LEYENDO: click
No hay comentarios:
Publicar un comentario