La influencia de
nuestra actitud en cómo nuestros hijos viven y gestionan sus emociones.
¿Cómo solemos actuar-reaccionar los padres cuando le dicen
“tonto-malo-feo” a nuestro hijo o algún amiguito se ríe de él o le dice que no
le gusta algo que el aprecia?
Personalmente, pienso que es crucial nuestra actitud en
cuanto a emociones se refiere. Independientemente de lo “sensible” que cada
niño/a pueda ser.
Me explico, yo solía decirles a mis hijos (de esto ya hace
más de dos años) que habían ciertas palabras que yo llamaba “palabras piedra”.
De esas que duelen cuando nos las dicen y cuando las decimos… Más tarde,
después, de haber leído varios libros en los que se trataba este tema en
particular (el que más me ayudo a ser la madre que quiero ser fue el de Naomi Aldort: “Educar
sin castigos, gritos ni amenazas”) y de hablarlo con más mamás y papás llegue a
la siguiente conclusión: Las palabras, solo, tienen el poder que nosotros les queremos
dar.
Pondré un mismo ejemplo y dos formas distintas de actuar y
verlo. A ver que sucede en cada uno.
María lleva su vestido preferido, el cual es precioso para
ella. Mientras está jugando con sus amiguitos uno le dice que no le gusta el
vestido que lleva y otro añade que es muy feo y los dos se ríen. La niña se
pone a llorar. La madre de la niña ve lo que ha ocurrido y cuando se está
acercando a ella el padre viene y pregunta: “¿Qué ha pasado?” A lo que la madre
responde: “Es que se han reído de ella y le han dicho que su vestido es feo, ya
sabes lo mucho que a ella le gusta y es por esto que está llorando y triste”.
¿Qué mensaje hay detrás de esta actitud? ¿Qué entiende y
aprende la niña? Que lo que otro piense y opine de nosotros es más importante
que lo que uno piensa de sí mismo, que la opinión de los demás prevale sobre la
nuestra, que los demás tienen el poder de hacernos sentir mal o bien… Con esta
forma de actuar centramos toda la atención en lo que los demás han hecho o
dicho y no en cómo la niña se siente. El mensaje que llega a la niña es que son
los demás niños los que han hecho que ella se sienta mal. Hay una victima y
unos culpables.
Veamos la otra opción. Cuando la niña empieza a llorar y la
madre se acerca a la niña, la abraza sin decir nada. Cuando el padre pregunta que
qué ha pasado la madre solo se limita a validar lo que la niña siente (lo importante
es lo que la niña siente no lo que los demás han hecho o dicho) y dice: “María
está triste.” “A María le gusta mucho su vestido”. “A ella le gustaría que a
todo el mundo le gustase igual que le gusta a ella pero a todos no nos gustan
las mismas cosas, ¿verdad?” A lo que el padre añade: “Sí a veces ocurre eso…
¿recuerdas lo mucho que le gusta a Juan su serpiente y lo poco que te gusta a
ti? A todos nos gustan cosas distintas. A ti te parece precioso este vestido,
¿verdad? Aun que a ellos no les guste sigue siendo precioso para ti”.
En este caso la atención está en lo que María siente y no en
lo que los demás han dicho de su vestido. Eso no es importante, lo importante
es lo que ELLA piensa de su vestido o de sí misma. Lo que opinen los demás no
debería influir en lo que nosotros creemos. En este caso no hay victima ni
culpable. Su vestido sigue siendo precioso a ojos de ella. De este modo les
fortalecemos a ellos (nuestros hijos) y no damos importancia a lo que los demás
dicen o piensen. Esta actitud, en mi opinión, les da poder, los fortalece. Su
criterio y lo que opinan no puede depender del criterio y opinión de los demás.
Si, nosotros como padres, no damos importancia a lo que los demás puedan opinar
de nosotros o de nuestros hijos, les estaremos dando herramientas para aumentar
su autoestima y crecimiento personal. Cuando valoramos mucho lo que los demás
piensan o dicen de nosotros o de nuestros hijos les estamos enseñando,
inconscientemente, a buscar aprobación fuera de sí mismos. Sería fantástico que
en un futuro a nadie le pudiera hacer daño lo que los demás digan de nosotros y
seguir siendo nosotros mismos a pesar de lo que la gente diga y opine.
En nuestras manos esta el darles a nuestros hijos este poder
o en arrebatárselo. Por mucho que nos duela algo… Lo importante es lo que
nuestros hijos sienten no lo que los demás digan o hagan. No cometamos el mismo
error que nuestros padres nos enseñaron a nosotros. Rompamos esa cadena. Es muy
doloroso ver que nuestro/a hijo/a llora o lo pasa mal. Y lo más fácil es
defenderlos a ellos y culpabilizar a los demás de su pena. Pero si lo pensamos
un poco más profundamente, eso no les ayuda demasiado si no que los deja más
indefensos y dependientes de nuestra aprobación y la de los demás.
Ante situaciones en donde un niño tiene la necesidad de herir
o hacer daño a otro sea física o emocinalmente, también, podemos manejarlo de
tal forma que nuestro hijo salga reforzado sin la necesidad de criticar al otro
si no de comprenderlo. La empatía en estos casos es imprescindible. Si somos
empáticos sabremos tomar mejores decisiones. Si intentamos ver los motivos por
los cuales un niño “necesita” hacer daño a otro (se siente mal, no recibe lo
que necesita de su entorno… Los niños solo se portan “mal” cuando se sienten
mal) entonces seremos más fuertes a la hora de manejar nuestras emociones. Los
niños también necesitan ser capaces de ver que no todos los niños están en
igual de condiciones que ellos y que algunos se comportan “así” por varios
motivos, pero siempre tienen un motivo valido aun que su actitud no nos guste. Hay
algo que les provoca actuar de ese modo. Lo esencial sería buscar la causa. Este
enfoque puede ayudar a nuestros hijos a ser compasivos y empáticos con los niños
que no les tratan como a ellos les gustaría.
En vez de verse ellos mismos como la victima pueden darle la vuelta a la
tortilla y ver al agresor como la victima que simplemente no sabe ni puede
hacerlo mejor. Pero para que un niño pueda dar ese enfoque es imprescindible
que, nosotros, los padres, lo veamos así y les demos y mostremos ese modelo y
camino. En este otro artículo hablo con más detalle sobre este último
tema.
¿Cómo gestionáis vosotras/os las emociones de vuestros
hijos/as?
Sabes una cosa Yvonne?
ResponderEliminarCada día me reafirmo más en que ser padres es la carrera más dificil que se puede estudiar en la vida y el trabajo más complicado, precioso eso sí, pero complicado, que vamos a desempeñar jamás.
El hecho de siquiera plantearse las ideas que aquí expones ya delatan una actividad mental frenética y constante para conseguir ser buenos padres que quieren criar hijos, sobre todo, felices y plenos, capaces de gestionar emociones y sacar lo mejor de cada contratiempo.
Ésa es mi meta y me encanta leer cosas así porque ponen por escrito conjeturas que yo hago pero que no sé bien cómo explicarme ni a mí misma!
Me encanta leer sobre psicología infantil y sobre cómo ayudar a los niños a gestionar sus emociones. Me recomiendas algún libro?
Un besote
Diana
Diana, encantada de conocerte y bienvenida. Hay varios libros que me parecen esenciales però quizás el que más me gustó fue el de Naomi Aldort. Los de Alice miller son muy profundos y sanadores. El de Marta Alicia Chavez, "Tu hijo tu espejo", también me encantó... Aqui lo tienes en PDF:
Eliminarhttps://docs.google.com/viewer?a=v&pid=gmail&attid=0.1&thid=13a45e8d2fd09f57&mt=application/pdf&url=https://mail.google.com/mail/?ui%3D2%26ik%3Decad132e60%26view%3Datt%26th%3D13a45e8d2fd09f57%26attid%3D0.1%26disp%3Dsafe%26realattid%3Dbfab64888c0b4c80_0.1%26zw&sig=AHIEtbTz4gY3aK1eeQqYTmnvTFiIxc0ecQ
Hay tantos. En mi bibliografia pongo los que jo me he leído.
Un saludo.
Qué interesante y qué útil lo que compartes aquí Yvonne!!
ResponderEliminarQué difícil saber qué decir en cada situación, ya que como se ve en el ejemplo, es muy sutil la diferencia, pero marca un cambio muy grande en lo que el niño percibe.
Muchas gracias por compartirlo! Un abrazo!
Que ilusión, Priss, verte por aquí. Es verdad que la diferencia de actitud del adulto es muy sutil pero, en mi opinión, es lo que marca la gran diferencia.
EliminarBesos y hasta bien pronto.
Quina gran veritat que els nens perceben i interioritzen tot el que anem dient, però fins i tot diria que no només els influeixen les paraules, sino els nostres gestos, les reaccions davant situacions que ens pot incomodar o no agradar.
ResponderEliminarCom comenta la Diana, la carrera de ser pares és una de les més difícils, però alhora és tan enriquidora, que et permet redescubrir-te a tu mateixa, donant les gràcies cada dia de tenir aquesta magnífica experiència.
Un petonàs i gràcies per aquest post
Gràcies a tu pel comentari. Doncs sí, la carrera de ser mare és realmente un gran repte. Saps una cosa...? Ja no puc dir que no tinc una carrera universitària, ja ja ja.
EliminarUn petonàs per a tots vosaltres.
Tenía pendiente leer esta entrada porque cuando la vi me pareció que iba a ser interesante y quería leerla con tiempo.
ResponderEliminarY así ha sido, MUY interesante.
Creo que es uno de los aprendizajes más difíciles que hay: Entender el gran poder que tenemos cada uno dentro de nosotros por cambiar las cosas. Más todavía: entender que somos los UNICOS que pueden realmente cambiar las cosas en nuestra propia vida.
Muchas veces pensamos: si tal hiciera, si tal cambiara, si tal no me dijera......
Cuando no tenemos el poder de cambiar a nadie y solamente tenemos el poder de cambiar a nosotros mismos y nuestros propios pensamientos.
Pero el gran descubrimiento está en cuando cambiamos nosotros y nuestros pensamientos, pasa muchas veces que las cosas de nuestro alrededor SÍ cambian.
El poder del cambio está en nosotros mismos.
Pero cuesta mucho verlo, entenderlo y sobre todo aplicarlo;).
Gracias por recordarlo ;)
Gracias a tí por comentar. Y sí, todo el poder de cambio está en nosotros pero no siempre es fácil poder verlo... Recuerdo mucho la conversación que tuvimos en setiembre en Joan Brossa, recuerdas? Fue muy agradable compartir nuestras vivencias con las demás.
ResponderEliminarBesos.