viernes, 10 de febrero de 2012

Conectar, enlazar, relacionar, encajar (en la mente), imitar, copiar, simbolizar, equivocarse...

¿Qué es aprender y cómo aprendemos realmente los humanos?


De bebes aprendemos viendo, oyendo, sintiendo, oliendo, tocando, mordiendo... (con los sentidos). Sé si mamá está contenta, enfadada, preocupada... por la expresión de su cara o por su tono de voz. Sé si tengo hambre, frío, calor... cuando me siento mal, incomodo, hambriento... Puedo identificar o diferenciar el seno de mi mamá del de otras por su olor, sabor, gusto... Sé si algo es duro, blando, está frío o caliente al tocarlo con mis manos. Al oír voces sé diferenciar las desconocidas de las que me son familiares. Sé diferenciar todo tipo de texturas mordiendo o tocando. Mi boca es como una tercera mano. De hecho utilizo mis manos para poder metérmelo todo en la boca.


De niños aprendemos imitando, simbolizando, jugando, copiando, experimentando, equivocándonos... Aprendemos a hablar interiorizando el/los idiomas que los adultos hablan en nuestro entorno. Aprendemos e imitamos, también interiorizando, hábitos, reglas y normas sociales al observar a mamá y papá relacionarse entre ellos y con los demás. Con el juego libre podemos simbolizar lo vivido y así entender mejor el mundo que nos rodea. Metiendo, sacando, tirando, pesando, mojando, abriendo, cerrando, corriendo, saltando... podemos experimentar cambios en nosotros y ver como las cosas, los animales, o las personas... se comportan y/o reaccionan.


Al ir creciendo y madurando tanto mentalmente, físicamente como emocionalmente nuestras conecsiones neuronales (mentales) con todo lo que nos rodea ya son significativas y de vital importancia y necesarias para nuestro aprendizaje posterior. Es cuando todo se va inter-conectando. Una cosa está ligada a otra y esa otra a muchas más.

Una simple palabra, una canción, una pregunta, una respuesta, una película, un libro, un olor, un sabor, un sonido, una imagen... despierta un interés o un recuerdo y "zas" empezamos a aprender. Parece que no pueda ser tan simple, ¿verdad?.

Cuanto más sabemos sobre algo en concreto, más podemos aprender. La nueva información tiene más sitios donde conectarse (meterse en nuestra mente). Se identifica mejor con lo que ya sabe.












¿Cómo aprendemos de lo que ya sabemos y pensamos?

Como dice Sandra Dodd: " El aprendizaje ocurre cuando conectamos algo nuevo con algo que ya sabemos o hemos pensado". Si "algo" nos hace pensar en otro "algo" y ese "algo" en muchos otros "algos"... pues ya lo tenemos. Vamos conectándolo todo y a su vez aprendiendo más. Un sólo suceso o experiencia nos puede hacer pensar y a su vez conectar con muchas más cosas tanto del pasado como del futuro. Siempre se le puede añadir más a lo que uno ya sabe.

Por ejemplo: si pienso en 21 puedo ver en mi mente todas estas conecsiones : 10 + 11 = 21 / 5 + 5 + 5 + 6 = 21 / 30 - 9 = 21 / 5 x 4 +1 = 21 pero también puedo ver : el día del mes en que mi hija pequeña cumple años / la edad que tenía cuando me saqué el carné de conducir / la mayoría de edad en no sé que país / el número del portal de casa de mi amiga ... Me apasiona ver y recordar cada día todas las conecsiones que hago y que veo en mis hijos. Tantas pequeñas piezas de conocimiento/aprendizaje encajándose unas con otras como si de un puzzle se tratara.

Ainara se empezó a interesar por los planetas a raíz de ver un capítulo de el "principito" en dvd. Empezó a preguntarse si podría haber vida en otros planetas y si de hecho había otros planetas. Otro ejemplo podría ser este otro sobre el juego libre y las conecsiones que hicieron, tanto Urtzi como Ainara, poco a poco hasta finalmente querer saber más y más sobre un mismo tema (en este caso sobre los animales).

A mi me ha pasado muchas veces que al oír un comentario de alguien, o ver a alguien hacer algo... he sentido algo en mi interior que me ha dado un señal como si me dijera: " Alto! esto me gusta, me puede servir, me interesa, tiene sentido, me gustaría saber más..." Dependiendo de qué momento esté, yo, viviendo y cómo me encuentre emocionalmente hablando, conectaré más o menos con las experiencias que vaya viviendo y las personas que vaya conociendo. Lo que un día dejé pasar inadvertido puede, inesperadamente, volver a mí (cuando yo esté preparada) y entonces conectar con lo que ya sabía y había aprendido anteriormente. A veces simplemente no estamos preparados para cierta información (aunque otros se empeñen en enseñárnosla). Quizás no se pueda aprender depende qué si anteriormente no hemos experimentado o vivenciado algo en concreto que nos permita abrirnos lo suficiente para hacer las conecsiones oportunas.

La mayor parte del conocimiento no viene cronológicamente hablando. Yo he aprendido, ahora de mayor, para qué sirve una raíz cuadrada. En su día en la escuela nadie me lo dijo ni yo lo pregunté. Lo aprendí mecánicamente (como casi todo el cálculo y la aritmética) totalmente fuera de contexto y de toda lógica para mí, (de hecho hoy no sé hacer una raíz cuadrada pero sí sé para qué sirve). Hace poco he podido hacer esa conecsión en mi mente al oír a mi pareja explicar cómo se podría calcular la inclinación de un edificio o calcular a qué distancia se encontraría la cima de una montaña estando nosotros en el valle. Pude hacer esa conecsión y ampliar mi conocimiento gracias a lo que ya sabía y recordaba.

3 comentarios:

  1. M'ha agradat molt aquesta reflexió i com l'has plantejat. A més comparteixo el que dius!
    Petons sincers!

    ResponderEliminar
  2. Muy interesante entrada. Todas esas conexiones que hacemos al saber-aprender algo nuevo es lo que nos hace ir hacia delante en nuestro aprendizaje que yo pienso no acaba nunca.

    Y que razón! De nada sirve enseñar algo si el que recibe la enseñanza no tiene ganas de saber en esos momentos sobre lo que estás hablando. Eso me ha pasado cientos de veces y hay que saber esperar.

    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues, sí. Enseñar no es condición "sine cuanum" de aprender. A mi me han intentado enseñar muchas cosas de las cuales he aprendido nada o muy poco. En cambio he aprendido mucho y sigo aprendiendo mucho sin que nadie me de lecciones a no ser que yo, personalmente, las pida. Mis hijos me piden consejo, opinion, explicaciones cuando realmente les interesa algo y os puedo asegurar que el amor por aprender es algo que NO se enseña. Si tenemos ese amor por saber y aprender no hará falta que nadie nos esté encima, ¿no creéis?

      Yvonne.

      Eliminar