Barcelona, 16 de septiembre de 2013
JILLE-Jornada Internacional para la Libertad de Educación
¿Qué significa pueblo soberano si no se acepta la soberanía de las personas?
Por el derecho a decidir cómo queremos educar a nuestros hijos.
En Catalunya hay centenares de familias que, de una forma consciente y en
coherencia con su filosofía de vida, han decidido ocuparse de la formación escolar de
los hijos en primera persona. El Homeschooling es una práctica que ya tiene una
cierta tradición en nuestro país, como en otros países de Europa y del mundo donde
está perfectamente permitido, regulado y, a veces, hasta recompensado.
El número de familias que en Catalunya se hacen este planteamiento y se decantan
por esta opción educativa va creciendo día a día. Y el número de familias que por este
motivo están siendo perseguidas y obligadas a escolarizar traicionando sus principios,
por desgracia, también.
Es muy curioso -por no decir gravemente incongruente- que en un momento como el
que representa que estamos viviendo en Cataluña, el mismo gobierno que reivindica
un justo derecho a decidir y que se dirige hacia la soberanía de un pueblo, niegue la
soberanía y el derecho a decidir en aspectos tan básicos de la vida a los individuos de
este pueblo.
¿Es cierto que se siente la dignidad de un país, la soberanía de una comunidad? ¿Y no
se tiene ningún tipo de sensibilidad hacia la soberanía y la dignidad de familias tan
responsables que están dispuestas a hacer girar toda su vida alrededor de la
educación de sus hijos?!
Sí, la Administración Pública debe asegurar el derecho del niño/a la educación y
tiene la obligación de velar por la calidad; pues que nos ayude en vez de ponernos la
zancadilla. Porque lo que está claro es que el Homeschooling no es un capricho ni un
delito, es pura coherencia con unas convicciones muy profundas y fuertes. Y los que
hemos escogido esta opción antes cambiaríamos de país que de opinión.
Se sabe que todos los cambios históricos y legislativos vienen después de un cambio
social y a veces después de muchas persecuciones, víctimas y sacrificios. Los que un
día son delincuentes perseguidos después son homenajeados y reconocidos. En este
caso estamos hablando de niños. No queremos reconocimientos póstumos. Queremos
ahorrar a nuestros hijos el tener que "luchar" o "resistir en la clandestinidad" por unos
derechos que es evidente que tarde o temprano se reconocerán.
Más información: http://educarenfamilia.org/
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